¿Cómo puedes elegir, entonces, el nombre más atinado para tu empresa y/o marca? Decía Octavio Paz que “las palabras se incendian a penas las rozan la imaginación o la fantasía”, y es un principio que hay que tener en cuenta en nuestra búsqueda.
La idea es dar con esas palabras que pueden hallar eco en la imaginación de quienes las escucharán, aquellas que puedan despertar su fantasía, sacudir el letargo y la sobreexcitación a la que ahora estamos sometidos todos los días, a causa de los dispositivos electrónicos.
Otra lección del poeta es que las palabras no deben ser idénticas a la realidad. Si bien, cuando queremos elegir un nombre vamos en pos de aquello que defina lo que hacemos, no debiéramos limitarnos a cumplir esa obvia condición.
Si el objetivo es quedarse a vivir en la mente de quienes han leído o escuchado el nombre de nuestra marca, y para conseguirlo sólo tenemos el tiempo de un relámpago o de un aleteo, otras de las condiciones es la sencillez del nombre.
Un argumento más del Premio Nobel de Literatura, es que a las palabras se les puede resignificar, es decir, se les puede dar un nuevo sentido.
De modo que, si al elegir el nombre de una marca, éste no necesariamente describe al producto o servicio, se tiene entonces la oportunidad de crear una nueva relación entre el nombre elegido y lo que hace el producto que nombra.
Lo anterior, lo confirman nombres de marcas exitosas. Por ejemplo, el de Zara, que es en realidad un juego de letras derivado de Zorba, el protagonista de una película sesentera de Anthony Quinn.
Cuenta la leyenda, que los letreros de la marca fueron mandados a hacer como Zorba, pero el nombre ya estaba registrado, así que jugaron con las letras y ganó la sencillez de la palabra Zara, cuya relación inmediata hoy es con la ropa, pero es un significado construido con el paso del tiempo.
Un caso similar es el Starbucks, cuyo nombre viene del personaje de la novela Moby Dick, de Herman Melville. Starbuck es uno de los tripulantes del navío en busca de la gran ballena blanca. El nuevo significado que le da el quehacer de la marca ha desplazado al anterior.
Otro ejemplo es el de Hotmail, aunque pudiera pensarse que el ‘Hot’ responde simplemente a una palabra provocadora (generalmente relacionada con lo sexual), resulta que en realidad es una derivación de las siglas HTML, usadas para la creación de páginas web.
Y ¿qué decir de Apple? De acuerdo con Steve Jobs, su objetivo fue mitigar lo engorroso que significó en un tiempo todo lo relacionado con las computadoras, además de integrar su filosofía, de hacerlo tan sencillo y delicioso, como morder una manzana.
Es justo el ejemplo de Apple, el que ayuda a ilustrar una enseñanza más del poeta Paz, quien aseguraba que toda palabra o grupo de palabras eran una metáfora, un instrumento mágico capaz de transformarse en otra cosa.
Las consideraciones de Paz en torno al uso de las palabras para nombrar son básicas, pero si lo que necesitas es un listado más llano de las cualidades que debe tener el nombre de tu marca, aquí citamos algunas que Jeff Bezos, el dueño de Amazon, tuvo en mente para elegir el nombre del que ahora es uno de los marketplace más exitosos.
La idea de Bezos fue buscar un nombre que fuera:
-Poderoso
-Exótico
-Misterioso
-Común
-Familiar
En el caso particular de su marca, Bezos quería que iniciará con A para aparecer primero en las listas que se ordenan por orden alfabético.
Para facilitar su búsqueda, el empresario usó el tradicional diccionario, donde recorrió las palabras iniciadas con A, hasta dar con Amazon, palabra que le gustó, ya que nombraba a uno de los ríos más grandes del planeta, y él estaba creando una librería con la misma cualidad.
No hay reglas que garanticen el éxito de un nombre, pero la autenticidad y honestidad para elegirlo, y la convicción de lo que se hace para darle sentido, pueden aportar mucho a su magia. Ahora sí, ¿quieres empezar con tu lluvia de ideas?
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by Editorial S.M
source: soy.marketing